El ajo es una planta herbácea, perteneciente a la familia de las liliáceas y de ciclo anual.
De origen asiático, se extendió primero a Europa y llegó a América con los primeros colonos.
Ya en el antiguo egipcio se atribuye al ajo propiedades fortificantes y revigorizantes siendo suministrado a los esclavos que trabajaban en la construcción de las pirámides
Babilionios e hindúes consideraron el ajo como una planta con propiedades casi milagrosas.
Será durante la época griega y romana cuando soldados, navegantes y campesinos hagan del ajo uno de los pilares de su alimentación. En la antigua Roma el ajo se suministra a los gladiadores por las propiedades excitantes de la libido que se le atribuían. Será Plinio el viejo el que lo recomiende como remedio para todas las enfermedades respiratorias y Galeno como el antídoto por excelencia para cualquier veneno.
En la Edad Media se usa para combatir enfermedades bacterianas y otros fines terapéuticos.
Durante la Primera Guerra Mundial el ajo demostró ser uno de los mejores sustitutos de los antisépticos habituales.
Es rico en vitaminas B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B3 (niacina), B5 (ácido pantotéico), B6 y C y nutrientes como calcio, hierro, magnesio, manganeso, fósforo, sodio, potasio, selenio, y zinc.
Rico en aliina (constituye el 0'24% del peso total) sustancia farmacológicamente inactiva e inodora. Al cortarse o machacarse un diente de ajo esta sustancia entra en contacto con la alinasa produciéndose una reacción de transformación inmediata en otra molécula: la alicina, muy volátil y causa del ligero sabor picante del ajo asi como de su característico fuerte sabor.
La alicina tiene numerosos efectos benéficos para el organismo. Sin embargo la cocción del ajo destruye este compuesto, pero libera otros diferentes, como la adenosina y el ajoeno, que poseen cualidades anticoagulantes y, parece ser que, reducen el nivel de colesterol LDL (colesterol "malo").
Beneficios del Ajo
A finales del siglo XIX fueron comprobadas y verificadas sus propiedades antibióticas. Unos años más tarde se produjo el descubrimiento del componente básico del ajo, la aliina, de la que se deriva como se ha expresa anteriormente, la alicina, cuyo poder bactericida fue certficado a mediados del pasado siglo.
En la actualidad, se están probando prueban sus efectos sobre pacientes con lumbago y artritis, además se están desarrollando estudios para demostrar que el ajo tiene un efecto preventivo en el desarrollo de la arteriosclerosis y de la tensión arterial alta (hipertensión).
De indudable acción antibiótica, combate numerosos hongos, bacterias y virus; eficaz en el control de enfermedades cardíacas, reduce el bloqueo de las arterias; reduce la presión arterial y el colesterol; se ha demostrado que incrementa la liberación de insulina por parte del páncreas en la sangre; controla los daños causados por la arterioesclerosis, con la formación de placas y el reumatismo.
Es conocida su acción antidepresiva pues aumenta la vitaliad y la calidad de vida. Los estudios más recientes lo relacionan con la prevención de ciertos tipos de cáncer, y lo recomiendan para el tratamiento de cuadros de estrés y depresión.
Son importantes sus acciones antihipertensiva –uno de los mayores problemas de salud en los países desarrollados-; y de la actividad cardiaca y disminuidora de los riesgos de ataques cerebrales, está perfectamente demostrada: la alicina, tiene como principal compuesto el sulfuro de hidrógeno que facilita la distensión de las membranas celulares vasculares disminuyendo de este modo la presión sanguínea y favoreciendo la circulación y el transporte de oxígeno mediante la hemoglobina de los glóbulos rojos a los órganos y, por consecuencia, implicando una menor fatiga (estrés) para el corazón;
Al hacer la sangre más fluida previene la formación de trombos y coágulos. Regula -debido a su efecto vasodilatador-, la tensión arterial, disminuyendo el número de latidos cardiacos, de ahí que prevenga anginas e infartos. Los compuestos presentes en el ajo mantienen la presión sanguínea baja, (así se ha podido comprobar en investigaciones desarrolladas con pacientes, en los que la administración de ajo, redujo de media la presión sistólica entre 4 ó 5 puntos y la distólica entre 2 ó 3) y tienen efectos similares a los de ciertos medicamentos betabloqueantes para el tratamiento de la hipertensión.
Aunque todavía no se ha podido demostrar la capacidad del ajo para reducir el colesterol LDL (colesterol "malo") en la sangre y la formación de placas arteriales; sí que posee una acción importante sobre las plaquetas, por lo que se desaconseja el consumo de suplementos de ajo (si no es por prescripción médica) ya que éstos o su ingesta excesiva puede afectar la correcta actividad de la coagulación.
Recomendable para la diabetes pues actúa favoreciendo la disminución de glucosa en la sangre.
Favorece la eliminación de residuos tóxicos de las articulaciones y aumentar la microcirculación con el consiguiente aumento de nutrientes y minerales al hueso y articulaciones, buenos para el aparato locomotor. Por tanto es recomendable para la artrosis, osteoporosis y reumatismo.
Se ha demostrado científicamente que las personas que ingieren ajo no son picadas por los mosquitos, esto se debe a que somos capaces de digerir y/o metabolizar la sustancia activa que repele a los mosquitos, que posteriormente transpira a través de la piel.
Para combatir las verrugas se usa el ajo en vía tópica, además de ser también un eficaz vermífugo por vía oral. Hay una larga tradición de uso en la medicina herbaria, que ha utilizado el ajo para la ronquera y la tos.
Aumenta el funcionamiento de la glándula tiroides, por lo cual está indicado en la obesidad y el hipotiroidismo.
Favorece la secreción de corticoides internos por las glándulas suprarrenales, de ahí la clave de todas sus propiedades, pues ya se sabe que la medicina utiliza los corticoides en procesos alérgicos, problemas pulmonares, reumatismos.
Fortifica las defensas frente a cualquier clase de infección (bacterias, virus, hongos, parásitos).
Estimula el funcionamiento renal y ayuda a eliminar toxinas.